miércoles, 24 de agosto de 2011

Una espina clavada




El Barroco es exhibicionista. Se complace y exhibe el dolor. Convierte al dolor en espectáculo y lo impone a las masas, a toda la sociedad. Una manera de hacer homogéneo el pensamiento colectivo. Una larga mano a través de la cual el placer del cuerpo o la satisfacción del discurso abierto o la inteligencia libre son arrojados a las tinieblas exteriores. O al menos no se pueden mostrar en público. Lo que se exhibe es lo severo, lo adusto, el pathos más retorcido e insano. Pero esa representación es también una máscara. Nada es auténtico. Se proyectan instintos de dominio y sumisión sobre los hombres. ¿Y qué mejor ejemplo y excusa para lograrlo que convertir la vida en un canto al dolor? Su aplicación no fue abstracta. Hubo culpables.



4 comentarios:

  1. Lo que me suelo preguntar ante semejante razonamiento es si se habría podido evitar o camina parejo al desarrollo de nuestro cortex frontal. Seguramente se puedan desarrollar diversas tesis al respecto. Beso.

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  2. He sido ilustrado, ahora soy mejor.
    saludos para vos

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  3. Emejota, supongo, pero eso mejor dejarlo a la libre interpretación de cada cual. Es muy discutible, y no se puede simplificar el tema Barroco que, por otra parte, es riquísimo y enseña un montón sobre procesos de manipulación de masas y de actitudes de los artistas para sortear los vericuetos de los doctrinarios. Muy complejo, sólo pretendía un punto de reflexión.

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  4. Omar, ¿en qué sentido?

    Por cierto, te paso:

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/Artigas/valores/Uruguay/elpepuopi/20110825elpepiopi_5/Tes

    por si te interesa. Un abrazo.

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