sábado, 21 de julio de 2012

Corazones henchidos





¿No es eso lo que siempre se dice en poemas, canciones patrióticas y cantos religiosos? ¿Cómo quitar al corazón el mérito que no le corresponde? Una de las falacias más repetidas a mi modo de ver. Hacer radicar los sentimientos y las emociones en un órgano que ya tiene bastante trabajo el pobre con bombear la sangre. Incluso en lo coloquial las expresiones abundadn: de todo corazón, con el corazón en la mano, te entrego mi corazón, ámame corazón, tengo henchido el corazón...¿Se ha ganado por defecto histórico esa fama renombrada? Probablemente. Ese mérito que no radica en él lo ha hecho célebre. Del cerebro se conocía menos y ahora que se avanza en neurobiología no parece que el corazón literario vaya a ser sustituido por el alma de verdad. Ah, ahí te quiero ver. Identificación de corazón con alma, con espíritu, con impulso, con idea, con creatividad, con conciencia, con sentimientos...Corazones de jesús, corazones incendiados, corazones generosos, corazones sufrientes, corazones de pared...Hay un surtido de corazones extenso desde hace siglos, al menos en nuestra cultura. En su nombre, en la exaltación de un órgano mecánicamente intachable, sin embargo, ¿cuántos corazones, es decir, vidas, no se habrán arrancado?










sábado, 14 de julio de 2012

Los niños clonados





Si la infancia del futuro es así de clónica e inexpresiva, yo me apeo. Bueno, ya me apeé hace mucho de la niñez, pero aún permanecen ciertos rictus del gamberro ingenuo que a uno le gustaba ser. También una buena dosis de curiosidad, si bien es manifiesto el déficit en humor y diversión. Al menos como expresiones exteriorizadas. Es como si el niño que se lleva dentro dijera: señores adultos, no os merecéis la alegría y me la quedo para mi propia percepción íntima. Claro que, tal como van las cosas, no sé si muchas parejas no preferirán mantener un maniquí en casa, que siempre será más económico, dará menos disgustos y no habrá que preocuparse por su futuro.