El Barroco es exhibicionista. Se complace y exhibe el dolor. Convierte al dolor en espectáculo y lo impone a las masas, a toda la sociedad. Una manera de hacer homogéneo el pensamiento colectivo. Una larga mano a través de la cual el placer del cuerpo o la satisfacción del discurso abierto o la inteligencia libre son arrojados a las tinieblas exteriores. O al menos no se pueden mostrar en público. Lo que se exhibe es lo severo, lo adusto, el pathos más retorcido e insano. Pero esa representación es también una máscara. Nada es auténtico. Se proyectan instintos de dominio y sumisión sobre los hombres. ¿Y qué mejor ejemplo y excusa para lograrlo que convertir la vida en un canto al dolor? Su aplicación no fue abstracta. Hubo culpables.
Lo que me suelo preguntar ante semejante razonamiento es si se habría podido evitar o camina parejo al desarrollo de nuestro cortex frontal. Seguramente se puedan desarrollar diversas tesis al respecto. Beso.
ResponderEliminarHe sido ilustrado, ahora soy mejor.
ResponderEliminarsaludos para vos
Emejota, supongo, pero eso mejor dejarlo a la libre interpretación de cada cual. Es muy discutible, y no se puede simplificar el tema Barroco que, por otra parte, es riquísimo y enseña un montón sobre procesos de manipulación de masas y de actitudes de los artistas para sortear los vericuetos de los doctrinarios. Muy complejo, sólo pretendía un punto de reflexión.
ResponderEliminarOmar, ¿en qué sentido?
ResponderEliminarPor cierto, te paso:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Artigas/valores/Uruguay/elpepuopi/20110825elpepiopi_5/Tes
por si te interesa. Un abrazo.