lunes, 6 de mayo de 2013

Coloquio




Digo coloquio pero de manera análoga podría llamarse congregación, reunión conspirativa o jamboree de camaradas nostálgicos. Les une la febril y persuasiva doctrina de convertirse en ápice de la cabellera. En constituir un más allá del límite de una testa. Si les guía la obsesiva certidumbre de creer que protegen la materia gris de los sesos o que ocultan los desiertos que las calvas ofrecen en exposición sería algo a discutir. Dejan de ser masa en el instante decisivo en que la venta se adjudica y se acoplan a un parietal, a un frontal, a un occipital. Dudo que a los cráneos en su naturaleza salvaje les haga gracia que caiga sobre ellos uno de estos borsalinos. De momento, la espera. Conversación animada, polémica, competición o subasta, oí sus voces al pasar junto al escaparate. Y lejos de reclamarme, alguno de esos especímenes me sacó la lengua.



martes, 2 de abril de 2013

Cortejo




sábado, 30 de marzo de 2013

Gratitud




Que en su descomposición las muñecas no pierdan la sonrisa parece un gesto de bondad. Tras su caída tratan de preservar los recuerdos gratos. Es como si dijeran: ¿te acuerdas cuando me mecías? ¿Y cuando me ponías los vestidos? ¿Y cuando me peinabas? ¿Y cuando me llevabas de la mano y me hacías pasear, pasito a pasito? El niño o la niña que hay siempre al otro lado de una muñeca seguramente ya está siendo pasto de su propio desdén. El destino de los juguetes rotos es trágico. ¿Trágico? ¿Para quién? Siempre hay niños que los acogen, los miman, los protegen del abandono. La mirada inerte de una muñeca es un signo de complicidad con una memoria que se resiste a desaparecer. ¿No veis cuán extensa es su sombra?  


lunes, 25 de marzo de 2013

Aquí yace




Los muertos llaman de forma mendicante a los muertos. El mundo de los muertos es el último mundo reconocido por los vivos. Muchos de estos piensan de aquellos: bien muertos están. Todo lo que se invoca de los muertos es simbólico. Perdida la memoria las lápidas, los sepulcros y las estatuas yacentes erigidas para su soberbia conmemoración son cualquier cosa menos un ejercicio vivo de recuerdo. La mayor parte de esas representaciones físicas han sido maltratadas por la incuria del paso del tiempo. Muchas de ellas humilladas por los hombres, bien fueran guerreros invasores o comerciantes de antigüedades avispados, autoridades desinteresadas por la historia o sociedades modernas que dieron la espalda a una alcurnia con la que no se identificaban ya. Los muertos extienden la mano al olvido.


lunes, 18 de marzo de 2013

Qué solas se quedan




Qué solas se quedan las estatuas. ¿Contemplan algo de este mundo o permanecen absortas en el otro al que pertenecieron? Si preguntas directamente, no responden. Si te interesas a través de la vía de la imaginación, te cuentan su vida. Las estatuas son lo que tú quieras que sean. No importa sus atributos, significados o revestimientos. Hablan cuanto tú deseas que digan. Nunca entenderé la frialdad de los paseantes ante las estatuas. Es tan fácil atravesar su hieratismo. Se sienten tan desalojadas del entorno que admiten el calor de quien se interese por ellas. ¿Habéis probado alguna vez a acariciar con ternura una estatua? Ya. A veces hay que sortear a los vigilantes del museo. Pero ellas valoran ese gesto de aproximación por el que tú te arriesgas más. Al fin y al cabo, los cuidadores de una sala son efímeros, cambiantes, meros ejecutores de órdenes. Las estatuas viven y nos llaman. Yo he percibido su sonrisa de agradecimiento. Cómplices ambos.




    

jueves, 14 de marzo de 2013

Disposición




Es uno de los animales más simbólicos en nuestra cultura. Simbolismo que a su vez lo heredó de otras anteriores, adaptándolo después a los significados interesados. El hombre utiliza desde la remota antigüedad a los animales para proyectar sus propios códigos morales. Y de este modo, por ejemplo, reconoce y exalta en el águila su capacidad de visión, el vuelo preciso y calculado, la enérgica resolución al caer sobre las presas, el triunfo de la captura. El ser animal de las alturas le aproxima al cielo más que a la tierra, lo cual hace que en la perspectiva humana, que en ocasiones resulta más geométrica de lo que solemos pensar, se le conceda un valor sacro y elevado, salvador, frente a los animales de la superficie o de la profundidad de la tierra. En ese esquema maniqueo de lo bueno arriba y lo malo abajo la representación encarnada por el ave rapaz es muy visual, pero equívoca. Mas así son los humanos y, en concreto, las mentalidades que las castas dominadoras de la cultura occidental han impuesto sobre la grey. Nuestra cultura es muy sincrética y la hondura de los significados del águila vienen de muy atrás. Pero es una cultura muy reduccionista para objetivos que reducen todavía más las líneas del pensamiento simbólico. Cierto que en la iconografía este ave rapaz suele ir acompañado de otro animal, la serpiente. Lucha permanente con él, nuestra cultura otorga al águila un valor superior guiado por el bien y a la serpiente le relega al rol de portadora de la maldad. Una manera de ignorar la característica arcana representada en la serpiente: la sabiduría, la prospección del conocimiento, aquello que precisamente hará libres y mejores a los hombres. Pero hoy me he encontrado sólo a la rapaz, tal vez dispuesta a emprender el vuelo porque haya visto desde sus alturas al opuesto, del que va a comer.

 

sábado, 9 de marzo de 2013

Aproximaciones





No sé por qué siempre he imaginado la aproximación al mundo salvaje como la extensión de una mano. Supongo que porque la mano extendida simboliza la salida de uno mismo. El ofrecerse sin renunciar. La prospección de lo desconocido sin el riesgo de unos pasos mal medidos. El tanteo de lo no comprobado. La característica de lo que nos distingue de otras especies. Con la mano se brinda acercamiento. Es como si quien se da dijera: tomadme, olfatead, lamed, catad. Sabed de mí. Soy inocuo. Acercaos para que os vea y sepa de vuestro mundo. Entonces los caballos bebieron de mi palma. Los leones elevaron su pata. Las aguas se amansaron cuando estaba al borde. Fui aceptado sin reservas. Pero ellos no sabían de lo que serían capaces mis manos, más allá de unos gestos.


A Franz Marc, agradecido por hacerme creer que yo era uno de ellos.


miércoles, 6 de febrero de 2013

La gente, de cabeza






Erectos somos, pero algo ha variado. ¿Fue hace poco o viene desde la niebla? Práctica habitual: el hombre anda de cabeza. Las gentes crecen hacia el subsuelo. ¿Buscando las raíces o sintiéndose ángeles caídos? Pero esta especie nuestra, ¿de verdad se creyó alguna vez que podría ser la dominadora del planeta? Ni siquiera nos hemos quedado en reyes del mambo. No, el mundo no ha dado la vuelta. Pero el eje de las aspiraciones no siempre coinciden con el de las posibilidades. Henos aquí, cabeza abajo. Si al menos sirviera para ver con más claridad el suelo que pisamos...


viernes, 1 de febrero de 2013

jueves, 17 de enero de 2013

El óbolo ígneo




¿Tan incendiario será aquello que pide el letrero que se ayude? Hasta ahora sabía que la fe inflamaba lo que los clérigos denominan el alma. En nombre de esa llamarada espiritual sus partidarios han combatido históricamente a los que no comulgaban con su ardor. Se ha denunciado como herejías lo que no se amoldaba al pensamiento reduccionista de la mayoría que se imponía. Se ha llamado a cruzadas (algunas no tan lejanas) encubriendo el afán de conquista y de expansión territorial, cuando no de mantenimiento de privilegios. Se han santificado guerras motivadas por espurios intereses meramente económicos o de poder. Se ha expulsado a las tinieblas exteriores, en fin, al inicuo disidente que solo buscaba responder a la condición de librepensador de su propia naturaleza. Se sigue solicitando el óbolo como en los mejores tiempos de su hegemonía. Pero, ¿en qué quedamos? ¿No se mantenía la fe por sí misma? Se ve que, por si acaso la cosa no funciona, conviene tener a mano el extintor. ¿Siguen pensando en la misma mano para utilizarlo si les conviene? 


martes, 15 de enero de 2013

Contemplándose




¿Quién dijo que los pavos reales no entienden de arte? No solo entienden sino que lo admiran y se reconocen en él. Yo dirías más: lo superan. Al fin y al cabo, el arte es un reflejo y una sublimación. Basta con que un pavo real de verdad  -no el de los azulejos-  despliegue su cola para que se nos caiga la baba. Y a ellos los primeros. Exhibición de cortejo y estética van al unísono en esta ave que aún habita el paraíso. Mientras llega el momento álgido los pavos reales deambulan apacibles como si el parque fuera el edén y se miran al espejo en las figuraciones de la pajarera nueva.

  

jueves, 10 de enero de 2013

El cisne que se quedó




Harta de la vida acuática, muerta de curiosidad por el trasiego que habitaba en las moradas, fascinada por el mundo de los erectos de tierra, la ave anseriforme decidió cambiar de vida y unirse definitivamente a la terrestre. Ofreció sus servicios para lo que gustasen y aclaró que no tenía exigencias respecto a dónde instalarse.  Como quiera que nadie le hablaba con claridad  -un cisne debe estar donde debe estar, oía a los terrestres decir entre ellos-  decidió en un día gélido instalarse a la puerta de la vieja mansión. La temperatura descendió como nunca aquella noche hasta el reino de los pámpanos de hielo. El cisne suplicó que le dejaran entrar, clamó que deseaba ser útil, picoteó en la puerta solicitando ser atendido. Nadie abrió las puertas al hermoso animal. Sus súplicas fueron apagándose lentamente. Al amanecer no se escucharon sus graznidos. Apenas un reguero de plumas confundidas entre la nieve espesa dieron fe de su efímero paso.




domingo, 6 de enero de 2013

Diálogo



La piedra y el vegetal dialogan. ¿De qué hablan? Estás entera, le dice el árbol a la estatua. La procesión va por debajo, responde ésta. No te quejes, dice la madera, yo sí que estoy amputada para siempre. Pero aún tienes mucho cuerpo, le responde el granito serrano, y nos lo das en el tiempo de la floresta. Pero tú luces hasta en invierno, insiste la hija de la savia. La erosión no perdona y destruye mis colores, le devuelve la lira de roca. No es un pulso entre estatuas. Ni un regateo entre materias. Sí tal vez un latido entre dos existencias. El ilustre permanece aparentemente incólume en su tejido rojo. ¿Qué habrá por debajo? El árbol exhibe sin lamentos su amputación. ¿Qué no mostrará cuando llegue la floración? Nada es la apariencia. La piedra y el vegetal dialogan en su mutable imperturbabilidad. 



sábado, 5 de enero de 2013

La fachada inexistente




Es curioso. El concepto fachada va vinculado a la construcción del edificio. Cuando un edificio se levanta empieza a hablarse de su fachada. No es pensable una contrafachada, digamos, porque desde dentro no hay perspectiva única de toda ella. Dentro hay reparto de superficie. Niveles de plantas, viviendas, locales. Y sin embargo la contrafachada existe. Hay que esperar a que un edificio se haya demolido para observar en toda su plenitud que la otra cara de la fachada no eran los patios interiores o los pisos o las escaleras. Era una parte aparentemente inexistente que se revela en toda su plenitud. La deconstrucción da lugar así a una nueva perspectiva, nunca pensada anteriormente y que solo esa especie de ortodoncia permite visualizar. Lo oculto ha existido siempre, aunque no se haya visto. 



miércoles, 2 de enero de 2013

La llamada