sábado, 24 de septiembre de 2011

Distorsión





martes, 20 de septiembre de 2011

Ráfagas


Al borde mismo del otoño todo llega como ráfagas. ¿No es ése el acontecer de la vida? La nitidez, ¿existe? ¿Se para en algún momento el paisaje, se detienen las carreras, se consolidan acaso los objetos? ¿Qué fue antes, el interior o los márgenes? Ni siquiera la carcajada de un niño permanecerá. Pero es bueno saber que un día fuimos ráfagas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La creación







Iba a titular: la falsa creación. Pero ¿por qué iba a ser más falsa ésta que la otra? La creación no existe. La naturaleza se copia del caos. El hombre copia de la naturaleza. Los colores pueden emerger por pigmentación (las rocas llevan tantas sustancias) Los colores pueden surgir por iluminación (la luz se filtra, reverbera y estalla traducida en materia diferente) Los artistas copian del fondo de su retina, donde la luz y el color bullen sin parar. También copian los fotógrafos (amparados en sus artefactos) Tanta copia produce sincretismos. Nunca existe nada en estado natural, puesto que lo que nos llega es nuestra percepción. La percepción humana es nuestro demiurgo particular, algo que a la luz, a la naturaleza, a la oscuridad o al universo le trae sin cuidado. Al hombre le gusta jugar a demiurgo, como le atrae hacer de caudillo, de curandero o de místico. Más percepciones añadidas. El arte es apariencia; la fotografía lo es también. Acaso por ello cada vez me gusta menos aquello que pretende ser adecuadamente realista, es decir, la traslación del objeto formal a una consagración única de la visión sobre las cosas. Se ha cultivado siempre; en algunos casos es útil para iluminar los manuales de historia, al menos los que yo sufrí. Prefiero sentir el protagonismo de la descomposición de un elemento o de las sustancias aún dispares que se están formando para dar lugar a una materia determinada. Donde la disolución anterior o posterior al objeto que se forma nos envía un mensaje de sorpresa y de entusiasmo. En ese ámbito en que los colores permanecen vivos, es decir, sin instalarse todavía en su parálisis. Esperando la pátina del tiempo que vuelve a reeducarlos.


sábado, 10 de septiembre de 2011

Narciso


No se llama así, pero lo es. Se contempla. No es que crezca inverso. Es que la tentación de mirarse en las aguas, al modo de los humanos en los escaparates y en los espejos, es irresistible. No se corta por el tránsito de los paseantes ni por la algarabía de los patos ni de los peces ni por las ramas de otros árboles que se asoman curiosos. Él está a lo suyo y ha entrado en esa dinámica en que el narcisista no distingue bien si realmente es el que se eleva hacia el cielo o el que se refleja. Error fatal posiblemente, como sucede con los humanos que viven en función de la apariencia. Pero algo me dice que esta frondosidad es más inteligente. Que sabe dónde tiene las raíces y dónde la copa. Que agradece el sol que le roza y la humedad que le fecunda. Un narciso que nunca va a perecer probablemente en vanas pretensiones. Pero que mientras, se besa.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ascensión




¡Ah!, los mendigos son un pueblo que se va convirtiendo en piedra , dice la poeta brasileña Cecilia Meireles. Yo no sabía de esa ecuación, pero algo he sospechado cada vez que he visto los viejos caserones castellanos arrumbados. Qué dignidad las líneas verticales de esta fachada. Qué pretensión baldía. Qué ascensión castrada por la incuria. Qué palacio de la modestia. Qué catedral de la elemental sabiduría. Piedra o adobe, madera u óxido, me da lo mismo. Son los materiales de los hombres. Al final, todos acabamos mendigos de una manera u otra. Esperando no el juicio de ningún dios sino la sentencia del propio derrumbe.

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Naturalezas muertas?













¿A quién se le ocurriría titular como naturalezas muertas estas vidas nutrientes? De acuerdo en que acaban de ser arrancadas a las entrañas de la tierra, pero aún colean. Su jugosidad, su color, sus adherencias y sus texturas aún manifiestan vida. Traídas al mundo de los humanos para satisfacción de paladares y proceso de las químicas de los cuerpos, ¿no suena sacrílego denominarlas naturalezas muertas? Sacadas del suelo donde la vida es perenne su destino es proporcionar continuidad de vida a una especie depredadora. No obstante, su generosidad está fuera de toda duda. Mi reconocimiento. La boca, haciéndose agua. El gusto, regodeándose.