No me cabe duda alguna de que las ciudades son hijas de la noche. Hayan intervenido íncubos o súcubos, los espacios han sido paridos a la luz de la luna llena. Los pobladores llegaron justo después y se las encontraron hechas. Sería de traidores maltratarlas. Y de mal nacidos abandonarlas.
Preciosas fotografías. Has captado ese momento que en el oficio de disparar cámara se llama la hora azul, y efectivamente se consiguen unas imágenes mágicas.
ResponderEliminarY el texto que pusites a pie de paágina es absolutamente rotundo y muy cierto.
Saludos.
Por la noche es cuando más se dejan sentir sí.
ResponderEliminarEl misterio de la noche hace que todo sea cierto y encantador.
ResponderEliminarHermosas imagenes. Un saludo cordial.
M.Flores. Pues fue un descubrimiento casual. Pasaba por la zona en esa caída de la noche. Las luces eléctricas no desentonaban ni con el cielo ni con el entorno monumental. Ardió mi imaginación y simplemente
ResponderEliminarquise dejar constancia para mi propio archivo. Hoy las saco a ventilar. Pocas palabras bastan ante la belleza de esas luces y ese cielo (y esa luna)Disfruté de la visión.
Sonja, tienes razón. Pero hay que ser receptivos, estar atentos, dejarse conducir...
ResponderEliminarNoris, la noche es un abanico. Se despliega y nos muestra en sus varillas dibujadas diversas partes que al expandirse configuran la armonía del conjunto. Piensa en los abanicos de los ukiyo-e japoneses, insuperados.
ResponderEliminarCordialmente.
Y además son poéticas esa imágenes, bajo el poderoso influjo de la luna.
ResponderEliminarUn paseo nocturno muy hermoso!
Un abrazo.
Poesía es que además de la mirada se te abra el pecho. Es decir, la emoción (y su lenguaje)
ResponderEliminarGracias, Montse por tu estímulo al comentar. Un abrazo.
Con su permiso.
ResponderEliminarHermosas fotografías, blogs precioso
El texto que acompaña las fotos son muy buenos.
Te seguiré.
Bienvenida al blog, Franco. Me alegro que participes de la mirada que uno proyecta. Intento aprender a mirar y a interpretar significados.
ResponderEliminarMiraré tus tareas.
Saludos cordiales.
Cierto. Cuidar de nuestro patrimonio.
ResponderEliminarHijas de la noche, como estas imágenes que nos muestras, preciosas.
Un cielo todavía azul que le da más resplandor a la ciudad.
Dejarse llevar...
un abrazo.
Mariola, lo cierto es que al patrimonio hay que cuidarlo con mimo. Demasiado abandonado ha estado parte del mismo. El mejor cuidado de un edificio histórico es que esté dotado de un uso. Éste siempre lo tuvo. A veces las restauraciones son discutibles y no siempre acertadas. El entorno, muy vivo, muy transitado, permite que la gente lo goce cotidianamente. Y luego esos misterios visuales de la noche...
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego preciosas imágenes captadas por la cámara, te felicito
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Stella. Se prestaba a ello el ámbito urbano, el anochecer y la luminosidad (natural y artificial) Y yo boquiabierto allí, como un tonto.
ResponderEliminarBuena noche de luz interior.