Acaso sea parte de la involución cuyo rumbo parece tomar el país. El chico que se topa con la imagen no puede evitar echarse las manos a la cabeza. ¡Solo faltaba esto!, oigo que dice. Sí, solo faltaba que las ánimas en pena aparecieran por las paredes. O que retornáramos a las creencias en los ectoplasmas. O que antiguos fantasmas de la mente colectiva trataran de interferir en la vida cotidiana. O quién sabe si no será una señal de que todo lleva camino de convertirse en el escenario y el lenguaje de una nueva Quinta del Sordo. Salvo la calidad plástica, naturalmente. Alguien quiere asustar a las almas cándidas.
Genial, sutil y amargo lo que nos dices, pero real, cuán tremendamente real.
ResponderEliminarCrees que saldramos alguna vez de todo este barro que nos inunda?
Besos, muy bien expresado, contundente.
No sé, M.Flores, vivir tiene mucho de vivir en el barro. No puedo evitar que todo me hable, hasta las paredes.
ResponderEliminarGracias por entender mi intención y por identificarte con ellas. Besos.
Una imagen muy significativa para los tiempos en que vivimos.
ResponderEliminarMe identifico con que antiguos fantasmas de la mente colectiva tratan de interferir en la vida cotidiana. Se extienden como un malos agüeros.
Pero las almas cándidas estarán a salvo, o no ?
un abrazo.
Si mandamos a dormir a la razón, tendremos que sufrir después los monstruos... Abrazos.
ResponderEliminarlas paredes, observan, hablan, obstruyen, resguardan, ¿y porqué no habrían de asombrar o asustar?
ResponderEliminarbuena Joaquim!
saludos para vos
Mariola. Pues me temo que ni las almas cándidas, si es que quedan, permanecen a salvo. Recuerda la canción de Blas de Otero, la que dice: "aquí no se salva ni Dios, etc."
ResponderEliminarLo que sucede es que hoy vienen a varias bandas; la más suave es la del consumo atrapador y obnubilador de todo tipo de mentes.
Buena tarde.
Salomé. Qué frase tan exacta, me encanta, con tu permiso la incorporo tal cual a mi acervo personal. Pánico me entra de pensar que tengas razón. Uf.
ResponderEliminarCierto, Omar, en ellas se reflejan no solo las sombras físicas de los objetos o personas, sino las nebulosas de los cerebros y comportamientos humanos.
ResponderEliminarSaludos, pues.
Será que la razón produce monstruos ahora los "sordos" son sombras anónimas que pintan en las paredes igual que lo hacían aquellos en la cuevas. Te das cuenta que poco hemos cambiado tenemos siempre los mismos fantasmas. Gracias Joachim me has hecho reconocerlos. Saludos!
ResponderEliminarBienvenida, Paloma Blázquez. Pero hay una distancia cualitativa considerable entre los que pintaban en el Paleolítico y los "sordos" de ahora. Creo que aquellos pintaban en función de sus límites, que, no obstante, traspasaron. Conjuraron, exorcizaron, rindieron culto a la fertilidad de la Tierra y de la Hembra/Mujer o no, representaron, creo que eran seres muy avanzados. Y su obra así lo manifiesta. LOs mismos fantasmas, no sé. Acaso, para muchos humanos actuales permanezcan los fantasmas más ancestrales y opresores, digamos. Para otros, la sociedad moderna se está encargando de generar espectros nuevos. Hay que conjurarlos con el arte, con tu pintura, por ejemplo, o con las fotos y las letras. El lógos ha avanzado mucho y no podemos renunciar a esa conquista inmensa de la Humanidad. Hija probable de los Sapiens (o acaso aún Neandetales) de las entradas de las cavernas.
ResponderEliminarCelebro que haya significados y significantes en mi blog. Un abrazo. Me paso por el tuyo.