Detenerse a la orilla del curso de un día que termina. La orilla repleta de nombres, actos, sensaciones, tal vez encuentros. A tus pies, todo lo fluyente. Un aire que te acaricia la nuca, el agua cuya humedad te salpica, la luz que te emborracha, el silencio que se propone tu cómplice. Los árboles se contemplan sobre el espejo engañoso. Nada permanece inmóvil, ni dos imágenes se muestran nunca idénticas. Son precisamente esos colores del atardecer, reverberando en el afluente, los que te hablan del fuego cada vez menos oculto de la vida. Derramas sobre ellos tu mirada. La maldita belleza.
Cuando el cielo se convierte en lago. Bs.
ResponderEliminarBello pensamiento de vida. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos,
Belleza es lo que derrochan esas imágenes.
ResponderEliminarEmejota, en lago por donde navegaba Caronte, ¿no?, porque ese tono rojizo o vino burdeos predispone al recuerdo del Hades (dicho sin ánimo malsano ni dramático)
ResponderEliminarMe gustó tanto que de ser cineasta hubiera aprovechado los escasos minutos que duró para unas escenas. Ahora, no me preguntes escenas de qué.
Creo, Noris, que la naturaleza y su materia es lo que inspira las reflexiones y el placer de la observación.
ResponderEliminarSaludos.
calmA. Y sin embargo, imágenes efímeras, y quise detener el ocaso, jamás había llegado a la orilla del río en esa zona y a esa hora. Siempre me entusiasman los reflejos -esas imágenes de la vida real que se invierten y no por eso tienen menos de realidad- pero la luz me pareció una revelación. Sinceramente, como un bobo, me planté allí y me emocioné.
ResponderEliminarhe aquí un tipo víctima de sus ojos, y todavía quiere más...
ResponderEliminarjeje maldita belleza,
ya no luchas contra eso, sales a por más, a empacharte de sensaciones lumínicas, cromáticas y de formas
¡loco!
saludos
Ya ves, Omar, morir por la mirada. Esto no lo buscaba, te lo juro, pero se mostró, se ofreció y no supe decir que no.
ResponderEliminarLocuras, sí.
Que tan a menudo, si se sabe mirar, nos ciega. O nos libera los ojos de la ceguera.
ResponderEliminarLos reflejos entre tantas cosas siemrpe me han gustado. Estos que has colgado tu también. Un saludo.
ResponderEliminarSalomé: tal vez se trate de cegar lo opaco y mostrarnos lo traslúcido de la vida. Gracias.
ResponderEliminarDolors, un encuentro casual, pero hay un nosequé en los reflejos sobre el agua que supera al espejo.
ResponderEliminarGracias por compartir la emoción de las cosas.
Y a mi me emborracha este lirismo con que nos salpicas.
ResponderEliminarUn texto que fluye como las aguas de este río que no se detiene.
un abrazo.
Ay, Mariola, es que es verdad, me embriagué con esa visión. ¿Por qué lo hermoso es siempre efímero?
ResponderEliminarBuen descanso.
Mágica, é assim que leio esta foto.
ResponderEliminarUm abraço
cvb
Oceánica:
ResponderEliminarAssim, a imagem percebi quando eu descobri que a luz da noite. Obrigado por sua sensibilidade, volta sempre que quiser.
Um abraço.