La invisibilidad de los ventanales avanza. Permanecen ciertos testigos que laten junto a los que enmudecieron, que son los más. ¿Será la erosión o los tiempos? No se sabe qué mano oculta ha distraído de la fachada los vanos que los habitantes del interior necesitan. Lentamente, esa especie de trampantojos -meros espacios cegados y ausentes- van desplazando las vidrieras. La luz que se refleja en estas dan fe de que algo de vida permanece más allá. ¿Por cuántos años? Los edificios, como las ciudades, como los moradores, como los sucesos van diluyéndose paulatinamente. En ocasiones incluso se precipitan. Tiempos opacos estos.
[todos os sonhos do homem,
ResponderEliminartarde ou cedo se diluem,
na ruína, no tempo
nos despojos do tempo!]
um abraço,
Leonardo B.
Une façade surprenante...
ResponderEliminarGros bisous
Sim, Leonardo, sonhos são diluídos, as realidades são alterados ou mortos. Como nos encontramos na vida é a sombra de uma nuvem.
ResponderEliminarEle disse que o Abbasid poeta Ibn al-Mu'tazz: Será que o mundo é apenas a sombra de uma nuvem, assim como a sombra anseia fome, dissolve-se ...?
Você pode ver: http://lasombradelanube.blogspot.com
Obrigado e volte sempre que quiser.
Leonardo. Seu poema é muito bonito, muito reflexiva para mim. Graças pelo dom.
ResponderEliminarMerci, Martine, et très mystérieux. J'ai toujours pensé que les façades, les maisons en général, elles parlent.
ResponderEliminarBonne journée.
Donde sólo cabe la luminosa resistencia. Abrazos.
ResponderEliminara mis ojos, ventanales
ResponderEliminara tu lente, poesía
todo es según los ojos que lo ven
saludos
Salomé, me gusta tu apostilla. Abrazos.
ResponderEliminarOmar, encaja tu bien montado brevipoema. ¿O es una extracción de otro lugar?
ResponderEliminarCordial.
Habrá que mirar desde otro prisma, pues. Me niego a esta opacidad.
ResponderEliminarAunque por el contrario, si este deterioro conlleva un nuevo resurgir con ventanales que iluminen a los moradores entonces me apunto a la nueva era. (Hay que ser optimista en estos tiempos)
un abrazo.
Sí, la opacidad espanta. Pero tú sabes, Mariola, que hay mucha gente que vive con una ausencia expresiva, no sé si por miedo, deficiencia o complejo. Pero en cuestión de edificios, siempre me han intrigado las ventanas o balcones trampantojos. Aunque algunos son imaginativos y dan el pego, los de este caserón de A Coruña no lo entiendo. Como esta reflexión la hago tiempo después de haber sacado la foto me prometo a mí mismo indagar para la próxima vez in situ el fenómeno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los edificios, como las ciudades, como los moradores, como los sucesos van diluyéndose paulatinamente. Pero las fotos no.
ResponderEliminarMarcelo, todo se diluye. ¿Las fotos? Siempre me pregunto: ¿permanecen como recuerdo real o son ficción de la ficción?
ResponderEliminarGracias por opinar.