El poeta romántico declama, desde su peana provinciana. ¿Qué recita el vate? Oh, ciudad, tú que surges del fuego, por ejemplo. O bien: las nubes llegan para postrarse a tus pies y los besan (sería mucho decir, pero los poetas son capaces de justificar cualquier anomalía si no un imposible) Pero mientras el atardecer otoñal va apagando los reflejos de la luz el hombre elevado se sumerge en las sombras con el libro de acero en la mano. Ay de los poetas menudos del pasado. ¿Quién se acuerda de ellos? Disponen de calles, plazas, pérgolas de parque y hasta colegios públicos. Se elevan sobre pedestales o se les coloca a ras de suelo, que es la moda en vigor hoy día. ¿Quién los tiene en cuenta? Los transeúntes pasan a su lado, unos los ven como mobiliario de calle, otros como obstáculos, muchos ni los ven. ¿Qué dicen a estas alturas a sus paisanos? Un lugar para establecer una cita o un rincón de los jardines donde fumarse un porro. ¿Quién lee, en fin, a los viejos poetas de su ciudad? Un enigma. De saberlo, el vate no podría soportarlo, y acaso cantara en voz alta: ciudad ingrata, perecerás y no resurgirás de tus cenizas. Sería todo un desquite su poema.
pues no, amigo, aunque en ocasiones tu aflicción se halla en mi, los poetas grandes y pequeños, inscriptos en lápidas o en carteleras, sabían, saben y sabrán que son todo al tiempo que nada.
ResponderEliminar...
hecho en sombras, se volvió
resolana que incendiaba
nubes flacas que tocaba
y a poco de ello, murió
...
no ha de recordarle el Hombre
sus libros el polvo cubre
solo un inquieto descubre
que hay detrás de aquellos nombres
gracias amigo
Sin embargo, a pesar de todas las vicisitudes su legado no morirá nunca.
ResponderEliminarQuiero pensar que todavía la gente recuerda al poeta romántico, al poeta social, al vanguardista, al de su calle, a aquél que no tiene estatua pero sí conocimiento, el que encuentra en las letras su filosofía de vida, el que quiere compartir su obra con los demás por el mero hecho de compartir.
Seré yo la romántica?
Creo que hay todavía mucha gente que se deleita con ellos, quiero pensar...
un abrazo.
Omar, y esos versos, ¿son tuyos?
ResponderEliminarMariola, pues no tengo yo constatación de lo mismo que tú. Supongo que todo se debe a que los poetas del XIX, salvo excepciones, quedaron extraviados en la historia. Claro que hay poetas que han dejado huella (o legado) pero yo me refería a muchos que no traspasaron las lindes de su ciudad o de un órgano minoritario que congregaba a los escritores iniciados. Y no toda poesía (obra poética) ha calado.
ResponderEliminarOs textos de seu blog, são reflexivos.
ResponderEliminarwwwsabereducar.blogspot.com
Saludo tu paso por este blog. Imágenes y textos se alían y se complementan.
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