Arquitectura dentro de otra arquitectura. Un tiempo cultural dentro de otro. En ambos el peso de la propiedad católica, en la cual convergen. Sigo pensando que aun estando al servicio de ésta, el arte genera su espacio propio. Su propia fuga, ya que el órgano barroco parece venir a sugerir esta acepción. La arquitectura habla con un lenguaje y la música con otro. ¿O es el mismo con diferentes articulaciones? Sería discutible quién llega más al mundo emocional del individuo. Es cierto que el mecanismo musical es arrebatador, ¿pero no lo es la proyeccción vertical de una catedral gótica? Son matices. Las tradiciones estilísticas se complementan, incluso más allá de los marcos habituales. He asistido a conciertos sobre composiciones musicales generadas para la Iglesia en sinagogas judías. En ese momento era otro espíritu el que me llegaba: el conflictivo y cohabitador de la siempre Europa en construcción y diversa. No, nada más lejos de mi intención que caer en el tópico. La armonía de clases, de culturas y de políticas no se ha dado probablemente. Pero mientras se han tenido que soportar o relacionar en un pulso inevitable, las influencias han tenido lugar. Sortear el largo brazo del poder ha tenido mucho de desafío. Tal vez por ello algunos artistas generaban su particular visión, asumida por los propietarios, fagocitada a su manera. Escuchamos Adagio de Albinoni en versión e interpretación del húngaro Xaver Varnus. Mundo flotante, sí.
Un orgue extraordinaire... Très jolie photo.
ResponderEliminarGros bisous
Pues a mí no me da sensación de flotar, al contrario, qué presencia más contundente...con música la cosa cambia un poco y más si es el Adagio de Albinoni, lo es verdad? soy un poco desastre para la música clásica...
ResponderEliminarOui, Martine, est l'orgue de la cathédrale de Salamanque. Merci pour commenter. Bisous.
ResponderEliminarFrancesca. La presencia física es contundente, para que cupiera el órgano había que encajarlo en las naves. Por eso digo arquitectura dentro de otra arquitectura. Construido para emitir sonidos que hagan flotar, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta el título: mundo flotante. Hecho a medida para esta catedral tan hermosa. Y con esta música que atempera el ánimo y deleita nuestros oídos.
ResponderEliminarun abrazo.
Mariola. Cuando fotografío una obra de esta envergadura no es solo para que nos desborde y nos enmudezca. Soy de la opinión de que debemos ver en toda obra humana su opuesto. Pensar en las carencias, comparar y vivir las contradicciones que nos hagan menos "angelicales" y más justos. Trento tiene todavía muchas lecturas.
ResponderEliminarUn abrazo, Mariola. Gracias.