No todo lo humilde es siempre hermoso. A veces puede tener connotaciones desgarradoras. Por más que intento ver belleza en ese nudo de alambre no puedo. Hasta su forma retorcida habla y espanta. Sus extremos agudos y afilados disuaden. Jamás podréis encontrar hermosura alguna en aquello que exprese rechazo y sea utilizado para rechazar. Su aparente pasividad no es menos ofensiva. Que no estéis nunca al otro lado. Que no sea vuestro paisaje. Que no abran pasillos de esa clase a un lado y otro de vuestros pies. Que no sea nunca vuestra mudez ni vuestra paralización. Objeto sombrío como él solo, ¡cuántos hombres habrán sido vigilados por su estúpido trenzado! ¡Cuánta infelicidad habrá proporcionado a los habitantes de la Tierra! El día que no exista, ¿será una señal de que habremos alcanzado el mundo feliz?
miércoles, 28 de marzo de 2012
Cuando lo elemental es turbio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si te contara la de ellos que veo cuando paseo por los campos asturianos. Cada linde está marcado de esa guisa, resultan tan familiares. Ahí nunca llegará ese mundo feliz, las bestias se escaparían. Bs.
ResponderEliminarQui s'y frotte s'y pique...
ResponderEliminarBisous
a desalambrar que la tierra es tuya y de aquel, de Pedro, María, de Juan y José
ResponderEliminar...
que no sé, cuando no haya alambrados, ¿chips?
saludos, siempre interesantes tus entradas
Cercados, vallas, rejas, alambradas.. son elementos que deberían desaparecer en alas de la libertad.
ResponderEliminarPreciosa entrada!
Un abrazo.
Emejota. Ah,ya.
ResponderEliminarMartine. Certainement. Mais avec le pire intention. Bisous.
ResponderEliminarOmar, buen golpe. Los chips y los códigos de barras ya están en marcha.
ResponderEliminar(Suena a Víctor Jara por alguna parte)
Montse, harto utilizados contra la condición humana, además de contra la animal, ¿verdad?
ResponderEliminarLo describes tan bien, que si hay algún atisbo de hermosura ésta desaparece.
ResponderEliminarLa alambradas nunca me han gustado, por todo lo que representan. Hay muchas más vallas de las que pensamos, algunas invisibles al ojo, pero que cercan a la condición humana.
un abrazo.
Preciosa forma de explicar, que las barreras contra la libertad, son además de repugnantes y hostiles, contra natura. Besos, amigo.
ResponderEliminarMariola, coincido contigo. Incluso las vallas, los espinos invisibles hay que tenerlos en cuenta. Esas púas se ven y s emuestran un símbolo. Pero cuántos cercos al pensamiento y a la libertad del individuo no se alzan cada día...
ResponderEliminarGracias, Mariola, un abrazo de lluvia que llega.
Campanilla, verdad es lo que dices. Pero la natura es contradictoria, se deja tentar por la esclavitud. Hay que promocionar ese su lado fundamental sin límites.
ResponderEliminar