jueves, 10 de noviembre de 2011

Hefesto




Hay imágenes que hablan de modo reflejo. O más bien que te hacen enmudecer y te dejan sin aliento. Me sucede a menudo con los conjuntos pétreos. Pero también con las arquitecturas de metal. Si hay una imagen revolucionaria por excelencia del siglo XIX, más allá de los fortísimos movimientos sociales que convulsionaron continentes, es la de la construcción con hierro. A primera vista vemos aquí una maraña, pero no lo es, ni siquiera se trata de la arqueología industrial de una azucarera ni de una montaña rusa ni de una chatarrería. A primera vista parece que el vacío hubiera sido conjurado. El fin de salvar desniveles y el río está logrado. Y sin embargo a mí me da la impresión de que ese vacío a la vez se resalta. No ha desaparecido para la mirada. Si la función práctica de la comunicación está cumplida y el vacío, no obstante, no queda anulado y se respeta en su esplendor, ¿de quién es el triunfo? Palpita la acción de Hefesto, el dios griego de la metalurgia.



6 comentarios:

  1. creo que jamás tendría tu impresión sobre tantos fierros, pero bueh...uno aprende
    saludos para vos perpetuador de sorpresas

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  2. Una foto muy interesante, el vacío sigue ahí desde luego, a mi el hierro también me suele gustar, especialmente los forjados decorativos me atrapan y no me dejan marchar.

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  3. Porto, vista desde el funicular sobre el puente y la orilla de bodegas. Vértigo

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  4. Omar, no creas, todo es observar o dejarte sorprender. La arquitectura, tras la naturaleza en estado bruto, es de lo que más sorprende y habla. Perdón, al menos para mí.

    Un abrazo.

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  5. Sonja. El hierro de esa época no cegaba el paisaje, no lo reducía ni exterminaba. Hay obras de ingeniería contundentes y seguras y a la vez muy aéreas. Comparto tu gusto por los forjados decorativos, es otra dimensión, pero francamente brillante.

    Gracias por pasar.

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  6. Casilda, ¡premio! Pero no es el de Eiffel. El de Eiffel queda un poco más hacia el interior del Douro. Pero este puente es el más integrado y visible y pasear por él hasta Vila Nova de Gaia es un placer.

    Sí, lo del teleférico también me hizo vibrar.

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