jueves, 17 de noviembre de 2011

La mano cóncava




Cuando la mano del hombre altera una piedra su paisaje es otro. En este caso se ha sacrificado lo convexo en favor de lo cóncavo. No obstante, en geometría probablemente nunca se destruye lo opuesto. El escultor de las maclas, esos cuerpos angulares y planos que se incrustan unos dentro de otros y que se dan en la naturaleza sobre todo, ha ido más allá. ¿No recuerda un abrigo rupestre? ¿No trae a pequeña escala, fabricada de su mano, una imagen que abunda en las foces y en los desfiladeros? Las vetas naturales añoran pinturas abstractas. Hay ríos de sed en la piedra. Ese material tan dispuesto siempre a servir al ser humano para sus obras y caprichos. Me fascina esa mordedura en la planitud de las caras del bloque. Buscando siempre la dimensión ¿imposible?







(Macla del escultor Oteiza sita en los jardines de San Agustín, en Valladolid)




7 comentarios:

  1. el escultor es un fotógrafo manual
    ..
    sigue así, cazando mitos y realidades
    saludos para vos

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  2. Una escultura original, sujestiva en su abstractismo.
    un abrazo.

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  3. He vuelto a mirar las maclas, mi opinión anterior va para la primera imagen.

    Me gusta cuando dices que hay ríos de sed en la piedra. Yo en la segunda veo una ola enorme, me traslada a un mar...

    Y esta "mordedura" en la tercera imagen- vista desde ese ángulo- parece que hiere.

    Todo esto a modo un poco superfluo, porque hay que entender más sobre esculturas y para adaptar el ojo a veces cuesta, pero se intenta.

    un abrazo.

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  4. Omar, un escultor es más que un fotógrafo manual.Aunque me gusta esa definición. A mí me producen una terrible envidia todos los que ejecutan obras con sus manos, los que actúan sobre la materia directamente, vía hierro, piedra, barro, colores y lienzos...

    A los inútiles como yo solo nos queda cierta capacidad de observación y de sorpresa, que espero que dure hasta el fin de los días. Para hacerlos llevaderos, naturalmente.

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  5. ¿A que sí, Mariola? Muy original y muy ignorada la pobre. Creo que nadie la comprende, salvo tipos como yo que no entienden mucho de escultura. Pero, ¿qué es entender? Te juro que saber no sé de escultura. Pero hay algo que me llega. Ya sé que es más fácil que llegue la realista, pero no me interesa mucho. Se ha abusado demasiado del realismo en escultura y hay mucha cosa mediocre, repetida, copia, en fin.

    Mira, las rocas que tengo en mi casa, pedruscos de pequeñas dimensiones cuya forma y volumen están determinadas por la naturaleza, ya sabes, las aguas, el arrastre, el viento...Pues no me canso de mirarlas. ¡Y todas son abstractas!

    Esto de las maclas de Oteiza tiene su miga, busca en internet. Y un gran trabajo, como el de Chillida, u otros. Podremos saber mucho o poco de tecnicas, historia y significados de arte. Pero una cosa es clara: que las obras nos hablan. Si nos llegan es que ya entendemos algo. Y las obras son agradecidas. Compruébalo.

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  6. Gracias por presentárnoslas. Me gustan. Llevo días sin pensar, llevo prisa, la vida material me atrapa atrapa y cuando esto ocurre me aburro aburro. Cuando divise el mar, espero que pronto, me volveré a medio liberar. ¿Tu crees que la mano cóncava también podría? Beso.

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  7. Emejota, exudoras estrés por tus palabras. En las fronteras rocosas entre mar y cielo hay cavidades semejantes. Son manos gigantescas que acogen...siempre que la marea no está alta. Y entonces también, pero más vale en ese momento ser ave o sirena.

    Ah. La concavidad de la mano ¿es una constitución segura o un estado temporal?

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