miércoles, 23 de noviembre de 2011

Alumbramiento


En el museo la velocidad de la luz viaja hacia atrás. Busca las figuras y las penetra. Al hacerlo vuelve a dotarlas de vitalidad. No es la misma luz bajo la cual los artesanos ejecutaron la obra. Ni la que alumbraba a los indígenas cuando cumplían sus rituales. Es una luz discreta, justa, exacta. No trata de devorar todo el espacio ni de perturbar la paz de los símbolos que reposan hurtados a un tiempo y a un territorio. Acariciados por esa luz humilde, las vasijas, las figuras, las divinidades que contienen nos ofrecen su misterio y acercan al visitante. Sólo al que quiere saber. Cada pieza distingue la mirada que busca de la mirada que ignora. Debe ser por esa razón por la que se me admite a horas intempestivas en un templo del sincretismo funcional. Saben de la luz y saben de mi observación. Aunque no acierten a comprender mis sueños.








9 comentarios:

  1. excelente!

    PD
    el tragaluz me inspira a deciros

    "la diáfana luz
    abre las fauces de la piedra
    para comerse
    de una sola vez
    nuestras pupilas penumbrosas"

    saludos

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  2. Gracias por el obsequio de tus palabras, convertidas en poema, inspiradas por la luz.

    Saludos, Omar.

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  3. Es evidente que tanto la luz como las vasijas, las figuras, y las divinidades, han sabido apreciar tu mirada que busca (y comprende), por eso te han permitido participar del misterio y la magia que debe haber en ese lugar, incluso formar parte de ella. Pero también es evidente que la habilidad (¿el mérito?) de conseguir transmitir la magia que captaste a los que paseamos por aquí es sólo tuya: tu ojo, tu cámara (que eres tú), tu percepción, tu manera de mirar, tu sensibilidad al hacerlo… y sobre todo de tus palabras. Sin ellas, al menos yo, hubiéramos podido disfrutar de un par de preciosas fotografías bien tomadas, pero sin apreciar ese misterio de la luz viajando hacia atrás para penetrar las figuras y volver a dotarlas de vida. Ya te digo: al menos yo no lo hubiera interpretado igual, por eso creo que tú mismo formas parte de él.

    Disculpa la extensión, no he sabido expresarme con menos palabras.

    (¿Y cómo estás tan seguro de que no comprenden tus sueños? No será casualidad que te hayan dejado participar de su misterio…)

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  4. Quelle, te diré que desde siempre me obsesionaron los cambios luz/oscuridad, alba/ocaso, claridad/oscurantismo (en cuestión de construcción del pensamiento)

    La observación de la noche es tan fascinante como la del día. Ambas observaciones son complementarias, haya o no estrellas, haya o no cielo despejado diurno. Los espacios cerrados permiten reconstruir a cualquier hora el cosmos. Incluso en los museos hay excesiva luz, aunque últimamente algunos aciertan más en sus iluminaciones. Pero me entusiasmo cuando penetro en espacios que ignoran al público o que aún no están abiertos a los horarios de visita. El impacto que me causó la primera visita que realicé a la mezquita cordobesa fue sobrecogedor. Era hora temprana, no se había abierto a las visitas y de pronto me sentí sumergido en un mundo inextricable, en un bosque misterioso del que percibía rumores, cánticos, recitaciones, pies arrastrándose...y estaba yo solo. En fin, sin cámara es el individuo y su receptividad la que se se sitúa frente al objeto y queda impresionado por el medio. Con cámara es un pequeño y pedante recurso a atar los efectos de difícil reproducción, pero que consuela bastante para recrear la memoria. ¿O para adulterarla y acaso traicionarla?

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  5. Ah, no me tengo por esotérico, sí por degustador de mis propias ensoñaciones. Y acaso tienes razón. No puedo estar tan seguro de que no comprendan mis sueños. Tal vez ante mi entusiasmo los objetos posan de otra manera, para no decepcionarme. Para trasladarme a su mundo, o a las preguntas sobre su mundo.

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  6. ¿Sabes? Algún día, pronto, escribiré sobre un nuevo descubrimiento interiorizado. Hoy al leer esta entrada me da la sensación que reaccionas de parecida manera, más brillante y distinguida pero que seguramente brote de la misma fuente. En mi caso lo enfoco desde el punto de vista doméstico que es en el que me encuentro más cómodo. La entrada se llamará algo así como: Soy idólatra. (mi luna en virgo) Ya me dirás el grado de desvío en semejante afirmación. Beso.

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  7. Emejota. Todos somos idólatras de alguna manera más modesta o más exhibicionista. Algunos en nuestro fuero interno solamente (cierta proyección en los blogs) y otros alardeando de sus bautismos y creencias ultramontanas, sin reparos, ni pudor, ni humildad.

    Bueno, ya veremos de qué va tu introspección manifiesta.

    Buena noche.

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  8. Un gusto seguirte amigo.Interesante espacio.Te envío un cordial saludo deseándote un buen fin de semana. Seguiré visitándote con el permiso tuyo.

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  9. Darwin, muchas gracias y bienvenido. Me alegro te guste, paséate por él cuanto gustes. Soy receptivo a las opiniones por muy críticas que sean. Todo es materia que nos hace.

    Pasa cuanto gustes y opina con libertad total. Las fotografías son de libre uso para cualquier motivo.

    Saludos cordiales.

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