domingo, 16 de octubre de 2011

Las cenizas del viento


Una leyenda de los indios de las praderas cuenta que al arder la materia del mundo antiguo quedaron las cenizas. Y que el viento, al aventarlas, dibujó figuras a semejanza de las que habían existido. Pero que no pudo impedir que mostrara de ellas únicamente las huellas del desgarro, del dolor y de la agonía cotidiana. El viento no pudo rescatar el lado placentero de los seres, el gusto por la belleza y el sentido de la armonía. Pero permitió que las figuras no fueran del todo nítidas, de tal modo que no se sintieran tanto hijas de otra época cuanto que del mismo elemento que las resucitaba. La leyenda dice que en manos de las mismas figuras está depositada la capacidad de erigirse sobre sí mismas. Es decir, de encontrar nuevos rostros y nuevas manifestaciones frente al camino que vuelve a abrirse para ellas. Algunos exégetas de los mitos indios prolongan aún más su interpretación, al considerar que los pobladores actuales son seres en construcción, en parte afirmados y en parte aún diluídos en el espíritu de su pasado. De ahí los contrastes de conductas y gestos de los humanos actuales. Un clamor reclama que se autoafiancen y los rastros de sus cenizas les retienen en un estado de no ser. Pegados a la materia, no tienen más salida que identificarse con la materia. Si no te sientes viento ni fuego ni humedad ni piedra, decía el Gran Chamán de las Tierras Altas, tampoco tendrás alma.

10 comentarios:

  1. Sabiduría de las Tierras Altas. Y bien te imaginas hasta que punto lo digo. Beso.

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  2. Me encantan las leyendas.
    Me gusta también lo que dice de los humanos, que somos seres en construcción, tendremos así una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, recuperar esos estados de belleza, de amor, recuperar al ser...
    Sintámonos fuego, viento, fuego,humedad, piedra... precioso.
    un abrazo.

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  3. Ya no la foto, ahora, con tu relato, es magnífico todo.
    un abrazo

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  4. Tanto las Tierras Altas como las Tierras Bajas están provistas de su sabiduría. Tanto la costa como el interior. Los territorios de secano como los de regadío. Los nómadas del desierto como los urbanitas. Siéntete de Tierra Profunda, que es donde cada uno debe reencontrarse consigo mismo.

    Un abrazo, Emejota.

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  5. Mariola, pero es que es así. Y nada nuevo. Todos los pobladores de la Tierra, de cualquier rincón de ella convergemos en la búsqueda. Antes o después (Bueno, no, algunos no se encuentran jamás)

    Buena noche.

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  6. Omar, es que el relato es otro positivo de la fotografía. Si alguna vez vas a Salamanca ya te diré dónde se encuentra esa escultura (y muchas más) Bueno, te lo digo: en el Convento de las Dueñas, en pleno corazón de la ciudad secular y trentina. Pero con muchas lecturas. Son impactantes. Un reflejo del mundo, del mítico y del cotidiano.

    Un abrazo, y gracias por compartir la belleza de la imagen.

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  7. las leyendas nos abren la imaginación entrando en un mundo irreal (en estos momemtos)y mejor acompañadas de la lumbre de una fogata.
    Un abrazo

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  8. Qué sabias palabras las del Gran Chamán, y qué leyenda tan mágica y esperanzadora, con ese nuevo camino que se abre y esa posibilidad de reinventarse o erigirse… ¿Podremos recuperar, entonces, alguna vez lo perdido?

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  9. Alba, ¿y te has planteado alguna vez cuánto hay de leyenda en lo que se ha narrado sobre el desarrollo de la historia humana? ¿Cuánto de mitos, de invención, de inexistente?

    Leamos, pues, contemos, pues, al borde de una fogata.

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  10. ¿Tú que crees, Quelle? ¿Damos respuestas imaginarias o simplemente posibles?

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