Sí, el profesional, verdadero artesano de su pequeño taller, un día tuvo que dejarlo por la edad. No salen las telarañas, pero las hay también. El hombre ronda hoy los 90. Lo ha dejado así por inercia, pero resulta un símbolo. ¿Para qué iba a guardar las herramientas? Es como un bodegón, pero con huellas en cada palmo.
Sagardiana. Lo curioso es que aún vive el hombre, casi nonagenario, que manejó esas herramientas. Aunque no las utilice. Realidad, seguro. Poesía, el recuerdo.
Maza, sargento, lima, destornillador porque al último día hubo que desarmarlo.
ResponderEliminarinteresante, como siempre, saludos
Sí, el profesional, verdadero artesano de su pequeño taller, un día tuvo que dejarlo por la edad. No salen las telarañas, pero las hay también. El hombre ronda hoy los 90. Lo ha dejado así por inercia, pero resulta un símbolo. ¿Para qué iba a guardar las herramientas? Es como un bodegón, pero con huellas en cada palmo.
ResponderEliminarGracoas, Omar.
¿Poesía? ¿Realidad?
ResponderEliminarMe gusta este post, tan sencillo y tan rotundo.
Un saludo.
Sagardiana. Lo curioso es que aún vive el hombre, casi nonagenario, que manejó esas herramientas. Aunque no las utilice. Realidad, seguro. Poesía, el recuerdo.
ResponderEliminarGracias por pasar, bienvenida.