Cuelgo la fotografía sin saber muy bien si es un ángel, un profeta o un demiurgo. O bien pudiera tratarse de un conductor de masas, de la alegoría del viento o de un sencillo poeta declamando. ¿Acaso Eneas recibiendo la premonición del fantasma de su esposa Créusa? ¿La anunciación a una virgen? ¿Un apóstol derribado de su montura por un resplandor? ¿Un condotiero descendido gallardamente de su caballo? ¿Un representante de los nuevos cánones? ¿El último afinamiento de la especie humana? ¿El hombre en construcción o el hombre en rotura?
Mucho más esbelto que mi pobre Indio Sócrates de mi blog. Te alabo el gusto. Beso.
ResponderEliminarel hombre fraccionado. Saludos
ResponderEliminarHola Joachim, maravillosas tomas fotográficas, buen texto de interrogantes.
ResponderEliminarEn mi opinión, es nada más El Hombre tal como es...como lo ve la cámara y no como lo cree el imaginario popular.
un abrazo
Es una escultura muy particular, Emejota. Se encuentra en los jardines del Balneario de las Salinas, en Medina del Campo. No sé lo que representa en versión del autor, ni he hecho nada por enterarme. Prefiero darle amplias interpretaciones. Da juego.
ResponderEliminarJosé Luis, sí en proceso de fraccionamiento...¿o de reconstrucción? Misteriosa estatua.
ResponderEliminarOmar. Propones el hombre a imagen y semejanza del ojo, del receptor, de la mirada...muy bien, ¿por qué no? ¿Recuerdas aquello tan estúpido que nos contaban antes de que el hombre era a imagen y semejanza de Dios? Realmente, era una tesis muy contradictoria, de hecho se cargaba a Dios. ¿No era Dios perfecto? Pero el hombre... Menuda imagen y semejanza. Ciertamente, el que es a imagen y semejanza de los sueños, las pasiones, los deseos, lo que se anhela alcanzar...es precisamente el dios monoteísta, el otro de las huríes, los dioses arcaicos, la sociedad de consumo...
ResponderEliminarPor lo demás, yo soy imaginario popular, aunque pertenezca a la fracción minoritaria y crítica, ja.
¿Hace bueno por Oriente?
Benvingut al meu blog, J&M.
ResponderEliminarDe cara o d'esquena, sempre el desig de volar.
Siempre ese deseo, Olga. No podemos ceder jamás. Gracias por pasarte.
ResponderEliminarEs rara, pero me gusta, parece una especie de hombre-pájaro, el pie que se esfuerza por despegar del suelo y el otro fijo en él.
ResponderEliminarSonja. A mí también me gusta, pero nunca he sabido la idea exacta del autor. Tendría que indagar, pero sinceramente, ni siquiera sé el nombre del escultor. Hombre-pájaro, qué hermosura de calificativo. Lo que es evidente es que es un canto a la dinámica, al movimiento, al despliegue.
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