lunes, 4 de abril de 2011

¿La argolla de la eternidad?


Descubrí la lápida ayer. En el exterior de un ábside que había permanecido abandonado desde la Desamortización hasta hace poco tiempo. Han tenido el detalle de dejarla ahí. Es probable que no sea sino una lápida. Que no esté en el lugar de ubicación original, pues también han pasado invasores, incluidos los de casa. Que debajo no haya sepulcro. Y menos un muerto. Y menos un alma. Un escudo nobiliario y otras insignias campean para mayor venganza del verdín. Pero lo realmente inquietante es la anilla oxidada. ¿Sujeta a este mundo una memoria olvidada? ¿Es un símbolo con que la materia existente trata de asir aún la desaparecida? ¿O sólo es un elemento práctico dispuesto para la resurrección del día final?

2 comentarios:

  1. Me ha hecho mucha gracia eso de que podría ser un elemento práctico con vistas a facilitar el trabajo el día de la resurrección final. Me imagino a quien sea tirando de anillas oxidadas para que salgamos todos del inframundo...
    Además de tus hipótesis, parece querer recordarnos que hay misterios sobre nuestra existencia y sobre nuestro paso por aquí a los que no tenemos acceso, que de momento permanecen ahí, ocultos a nuestra vista, y que no nos está permitido tirar de la anilla para descubrirlos. Pero siempre hay a quien le gusta transgredir las normas... ¿habrá alguien que se atreva a intentarlo?

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  2. Quelle. Te acercas muy bien al símil de la fotografía. Losa pesada, pátina del tiempo, memoria escrita, olvido histórico...el matiz lo pone la anilla. Y dan ganas de imaginarlo todo. Aunque hay una explicación razonada sobre el por qué de esa anilla, dejémosla de lado. Sigamos en plan arcano y degustando la metáfora tal como la rizas.

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