Aunque se metan los humanos un día y otro en las tripas de la ciudad les espanta la imagen del inframundo. Bajar a un túnel es recorrerlo con premura, como si la vida fuera a acabar allí de un momento a otro. Observen cómo la gente acelera el paso en los subterráneos. Cómo no se entretiene, ni gusta de pararse a hablar o lo hace abreviando el encuentro. En todas las ciudades hay túneles históricos que únicamente quienes los hemos frecuentado desde sus orígenes amamos. El túnel de la fotografía es el mismo que utilicé de manera recurrente en mi niñez. Acaso por esa razón no solo no me impresiona este túnel sino que ninguno de cuantos me he encontrado han podido con mi curiosidad. Túneles de ferrocarriles que no se terminaron o que quedaron fuera de uso; bajadas y desplazamientos por las mazmorras de fortalezas; pasadizos de ciudades prerromanas; corredores de refugios antiaéreos...Hay algo en esa idea de la conducción artificial bajo tierra que conecta con las simas del subconsciente. También son reflejo de los complejos kársticos que la naturaleza nos depara. Y, cómo no, el mundo por excelencia de las sombras.
Es que el hombre es terrestre por naturaleza, ni subterráneo, ni acuático, ni aéreo. Todo eso ha sido artificioso. Caminar sobre la tierra es natural, te lo dice un caracol :)
ResponderEliminarnosotros no, tan luego, tan cierto,
ResponderEliminarlas sombras saben el camino de regreso,
mira como cada peldaño, empequeñezco,
mira como ella, nunca se deshace de la luz
..
como siempre, un lujo para mi,
saludos fraternos
Tienes razón, la gente suele acelerar el paso en los subterráneos. También es verdad que suelen estar concebidos como lugares de paso. Es un eterno transitar el de las gentes por estos lugares. A mí me gustan los metros. Los metros de todas las ciudades. Pienso que hay ciudades que no se conocen, si no se ha hecho un recorrido por su metro. Me gustan las estaciones de metro y su eficiencia como medio de transporte colectivo.
ResponderEliminarEse sumergirse en las entrañas de la tierra, a modo de refugio antiaéreo que convive con el lujo y la fastuosidad de un palacio zarista me impresionó, particularmente, en el caso de el metro de Moscú. Quizá lo que más me impresionó de la ciudad. Sorpresas de los subsuelos urbanos.
Un saludo.
Francesca caracola: en principio lo era. Su afán anfibio o volador requiere artificios, como bien dices. Pero como no ejercite dejará de ser biológico lo de andar: demasiado coche, se modificarán partes del cuerpo humano. ¿Qué se hace para aprender a ser caracol?
ResponderEliminarUn lujo tus palabras, que se dejan sugerir, supongo. Gracias, Omar.
ResponderEliminarSalamandrágora. Hay gente que vive en los túneles, el otro día imágenes de túneles de vehículos en Madrid. Como hay gente que malvive o se cobija en cloacas.
ResponderEliminarLo del Metro moscovita es que es un lujo decorativo, muy en la línea de emulación estalinista respecto a Occidente. Pero hay muchos subsuelos en casi todas las grandes ciudades históricas: catacumbas no solo de Roma sino de París, por ejemplo.
Gracias por comentar y aportar impresiones.
Lo sé. Lamentablemente,las sorpresas de los subsuelos urbanos no siempre son agradables, mas también forman parte de su realidad.Hay un submundo que malvive en las cloacas y en los túneles de los metros.
ResponderEliminarUn placer pasarse por aquí.
Un saludo
Memorias del subsuelo, Dostoyevski.
ResponderEliminarGracias a ti por pasar y parar.
muy interesante este espacio!
ResponderEliminarsaludos...
Se agradece tu paso, Ricardo, y tu opinión. Saludos...
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