Gracias, Noexisten. Es que yo una vez estuve en ese mundo. El subconsciente habla antes de que nuestra capacidad racionalizadora provoque las palabras o los clics de una imagen fotográfica..
Dudaba si poner un texto debajo, pero ¡es tan expresivo el plano...!
Bienvenido, IslaMisteriosa. Entiendo que la imagen te puede y el recuerdo de quien te dio las primeras galletas también. Ojo, las Chiquilín como las Marías ya no son lo que eran. Los fabricantes nos traicionaron hace tiempo.
Qué alegría ver a un niño que tiene comida en la mano y un abrigo para resguardarse del frío. Bonita imagen. Algunos tienen el mundo en sus manos desde el momento en el que abren los ojos.... Los afortunados. Besos alados.
Así es, Campanilla. Aún no se logra que todo el género humano tenga esas dos referencias que cubran sus necesidades. Parece mentira, ¿verdad? Habrá que hacer más porque todos los niños sean afortunados como éste. Aunque quien le lleva en brazos es probable que ahora mismo esté en paro.
Dan ganas de comer esa mano tan tiernecita. Manos grandes, pero tan pequeñas. Manos que abarcan un mundo a su medida, un mundo dulce todavía intacto. Que esa esperanza se despliegue por nuestras mentes. un abrazo.
Mariola, ay esas tentaciones tan comprensivas. El tesoro del niño es la galleta y el nuestro es el niño. Incluso cuando crecemos y no quiere crecer en nuestro interior. ¡Con toda la razón del mundo! Nada nuevo, repetición en la biología amplia de las especies. Todavía intacto: ¿podremos seguir viviendo adultos manteniendo algo intacto del niño que fuimos? Yo creo que sí. Que cada cual piense que es lo que aún mantiene incólume.
que ternura de foto...a su mundo ya le falta un mordisquito, esperemos que esa galleta tenga en el futuro un reparto mas justo y equitativo
ResponderEliminarsaludos
Desde luego si la galleta se viera por el otro lado sería un anuncio cojonudo de galletas. Muy bonita y poética la foto :)
ResponderEliminarJe,je, muy chula!
ResponderEliminarTierna metáfora fotográfica. Me gusta mucho.
ResponderEliminarSaludos.
galletitas "María", el gusto infantil que apetece toda la vida,
ResponderEliminarmaravilloso
saludos
Balbi, si te das cuenta es un mordisco lento, pero seguro (la mano lo garantiza) ¿El futuro? Tema arduo, me quedo con la manita y la galleta.
ResponderEliminarLajarín, mira que tienes visión de marketing, eh. Digamos que es simpática la instantánea.
ResponderEliminar¿A que sí, Francesca?
ResponderEliminarTierna, sí, Salam. Por cierto, si me permites: ¿cómo enfocarías la metáfora?
ResponderEliminarOmar, ¿también se las conoce como Marías en esa región?
ResponderEliminarPerfecta imagen, perfecto título. Sin duda, has captado su mundo.
ResponderEliminarGracias, Noexisten. Es que yo una vez estuve en ese mundo. El subconsciente habla antes de que nuestra capacidad racionalizadora provoque las palabras o los clics de una imagen fotográfica..
ResponderEliminarDudaba si poner un texto debajo, pero ¡es tan expresivo el plano...!
El mundo era de otro color cuando cabía en una mano... Abrazos.
ResponderEliminarY tanto, Guadalupe. De otro color, de otra dimensión, de otra textura...Alguna vez tuvimos ese mundo entre nuestros dedos.
ResponderEliminarUn abrazo.
What a moving image that is !
ResponderEliminarGlad you like it, Robert. Greetings.
ResponderEliminarSiempre pensé que el mejor invento del hombre es la rueda y el segundo la galleta Chiquilín. Lástima que sea cuadrada. Un abrazo.
ResponderEliminarBienvenido, IslaMisteriosa. Entiendo que la imagen te puede y el recuerdo de quien te dio las primeras galletas también. Ojo, las Chiquilín como las Marías ya no son lo que eran. Los fabricantes nos traicionaron hace tiempo.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Qué alegría ver a un niño que tiene comida en la mano y un abrigo para resguardarse del frío. Bonita imagen. Algunos tienen el mundo en sus manos desde el momento en el que abren los ojos.... Los afortunados. Besos alados.
ResponderEliminarAsí es, Campanilla. Aún no se logra que todo el género humano tenga esas dos referencias que cubran sus necesidades. Parece mentira, ¿verdad? Habrá que hacer más porque todos los niños sean afortunados como éste. Aunque quien le lleva en brazos es probable que ahora mismo esté en paro.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por comentar.
Dan ganas de comer esa mano tan tiernecita. Manos grandes, pero tan pequeñas. Manos que abarcan un mundo a su medida, un mundo dulce todavía intacto.
ResponderEliminarQue esa esperanza se despliegue por nuestras mentes.
un abrazo.
Mariola, ay esas tentaciones tan comprensivas. El tesoro del niño es la galleta y el nuestro es el niño. Incluso cuando crecemos y no quiere crecer en nuestro interior. ¡Con toda la razón del mundo! Nada nuevo, repetición en la biología amplia de las especies. Todavía intacto: ¿podremos seguir viviendo adultos manteniendo algo intacto del niño que fuimos? Yo creo que sí. Que cada cual piense que es lo que aún mantiene incólume.
ResponderEliminarUn abrazo.