No todo lo humilde es siempre hermoso. A veces puede tener connotaciones desgarradoras. Por más que intento ver belleza en ese nudo de alambre no puedo. Hasta su forma retorcida habla y espanta. Sus extremos agudos y afilados disuaden. Jamás podréis encontrar hermosura alguna en aquello que exprese rechazo y sea utilizado para rechazar. Su aparente pasividad no es menos ofensiva. Que no estéis nunca al otro lado. Que no sea vuestro paisaje. Que no abran pasillos de esa clase a un lado y otro de vuestros pies. Que no sea nunca vuestra mudez ni vuestra paralización. Objeto sombrío como él solo, ¡cuántos hombres habrán sido vigilados por su estúpido trenzado! ¡Cuánta infelicidad habrá proporcionado a los habitantes de la Tierra! El día que no exista, ¿será una señal de que habremos alcanzado el mundo feliz?
miércoles, 28 de marzo de 2012
Cuando lo elemental es turbio
jueves, 22 de marzo de 2012
Los pájaros
sábado, 17 de marzo de 2012
Pase usted
Lo primero que hago cuando entro en el portal de una casa antigua es mirar en derredor. Acto seguido pregunto. No hay nadie, pero pregunto. ¿Entonces? Pregunto a las puertas. A veces también miro con aire inquisitivo al techo, a las paredes, al suelo. Pero sobre todo pregunto a las puertas. No tanto a la principal, la que da entrada desde la calle, sino a esas puertas de dos hojas que delimitan el zaguán del comienzo de una escalera. ¿Por qué a ellas? Puede que porque me parecen más frágiles, o más coquetas, o simplemente más bregadas en el arte de proporcionar el acceso a los habitantes del edificio y a los visitantes ocasionales. Son pueertas acogedoras. No es suficiente esta razón, así que lo suelto todo ya. Creo que esas puertas, semidesvencijadas y translúcidas, saben mucho. Saben del paso corriente de los moradores, del trasiego de recaderos, de encuentros amorosos rápidos, de chicos que se cuentan el último secreto, de mujeres que llegan resollando por el peso de las bolsas de la compra, de carteros que convocan a los vecinos que tienen correspondencia, de parejas que tontean y concluyen citas que no llegan nunca, de despedidas amargas o de recibimientos eufóricos, o tan solo de refugiados de la lluvia en un otoño inclemente. Esas puertas receptivas que cuando me he situado ante ellas para fotografiarlas han movido sus hojas, como posando vanidosamente para salir con su mejor perfil.
martes, 13 de marzo de 2012
La función


domingo, 11 de marzo de 2012
sábado, 10 de marzo de 2012
miércoles, 7 de marzo de 2012
De refilón
lunes, 5 de marzo de 2012
Narciso en el templo
Fue una sorpresa encontrar aquellos grandes espejos enmarcados colocados como lienzos en los muros del templo. Me daba la impresión de que la coquetería arquitectónica no tenía límites. De que el culto y otros fines quedaban desplazados por el narcisismo interior de la nave. Y que acaso, a su vez, esa mirada ególatra de las bóvedas sobre su reflejo era fiel ejemplo y consecuencia del narcisismo humano. ¿Por qué atraerán tanto los espejos a los miembros de la grey? Está claro que los espíritus no saben mirarse al interior de sí mismos sin un espejo intermediario con forma mental, en sus variantes ideológicas u oníricas. Tanta embriaguez siempre conduce al ahogamiento. Pero la arquitectura de la nave del templo, con sus noches y sus días suspendidos de los espejos, se burlan de la necedad de los hombres.