miércoles, 23 de marzo de 2011

La edad del hierro









12 comentarios:

  1. Hilos de hierro? Que alucinante, me gusta

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito el cielo fragmentado!

    ResponderEliminar
  3. Hay quienes se toman la vida como si se tratase de cruzar un puente. Uno quizá como este. De un extremo a otro de la inexistencia, de la nada. Y ese fragmento tan precioso y tan escaso que es la vida se mantienen en ese puente, como protegidos entre su entramado de hierros ordenados y entrecruzados. A la espera de llegar a un final que se sucede por inercia.
    Siento simpatía por los rebeldes que salen de ese puente, los que exploran e indagan...

    Las fotografías son geniales y me inspiran muchísimas ideas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Con un cielo tan limpio y azul como fondo, hasta el frío metal parece cálido…
    La belleza a veces está en las cosas más simples y cotidianas, o en los lugares donde no todos esperaríamos encontrarla. Pero hay para quien no pasa desapercibida y, cámara en mano, sabe cómo y dónde buscarla (o incluso, si hace falta, sacar la flor de las cenizas… que diría el poeta)
    Gracias por compartir tu manera de verla.

    ResponderEliminar
  5. Sí, muy trenzados esos hilos, Anónimo, y muy densos. Gracias por pasarte.

    ResponderEliminar
  6. Hay tantas maneras de mirar el cielo, Sara, como necesidad tengamos de ello. Para mí el cielo ha tenido siempre una connotación de expectación, de vuelo, de ir más allá. De niño permanecía absorto y buscamos refugio en él. Me siento muy vinculado a ese espacio y si hay nubes, mejor. Más humano.

    Gracias!

    ResponderEliminar
  7. Puente. Sí, Pigmalión, un elemento simbólico además de práctico desde las primeras culturas. Tanto que se convirtió en metáfora. Establecer puentes, pasar el puente, al otro lado del puente...suele decirse. Siempre amé los potentes puentes de sillares de piedra de los romanos. Pero el siglo XIX nos deparó algo más onírico: los puentes de hierro.

    Por cierto, tu manera de ver a los rebeldes que salen de ese puente como indagadores es un acierto que comparto.

    Me alegro si te sugieren las fotografías, es decir, el puente. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. En efecto, Quelle, casi resulta cálido el hierro. Me pregunto muchas veces si la belleza existe o acaso es la percepción. Y la percepción es una lupa con la que lograr ver la esencia de las cosas. Y me pregunto: ¿qué busco con mi mirada en todas las fotos que expongo en el blog?

    De momento, la sorpresa. Ello me conduce a la atención. Y la atención me acerca el objeto o yo voy a él. ¿Camino abierto para descubrir la belleza?

    Compartir miradas es de lo más interesante que se puede hacer en esta difícil existencia.

    ResponderEliminar
  9. Supongo que la belleza es más bien una percepción, y por eso no nos llega a todos con la misma intensidad ni la encontramos en los mismos lugares. Una parte de ella debe estar en los objetos, imágenes, paisajes, sonidos… y la otra, es posible que esté en la propia lupa de la que tú hablas. Está claro que todas las lupas no son del mismo tamaño, ni de la misma calidad… yo creo que incluso hay quien no la tiene, o se la deja en casa.
    Compartir miradas, del tipo que sean, puede ser una manera de mostrar la belleza que nuestra percepción-lupa es capaz de captar.

    ResponderEliminar
  10. Nada que añadir, Quelle. Has bordado (y no dejas flecos sueltos) lo que antes comenté.
    Qué bueno.

    Buena noche, supongo que de luna menguante.

    ResponderEliminar
  11. Hierro que esclaviza, cielo que libera.
    Saludos

    ResponderEliminar
  12. Qué bella metáfora, Alba.

    Y pensar que ese cielo -lo que hay detrás, la lluvia, el viento, etc.- que parece más frágil puede con el hierro. Cuestión de tiempo. Y de falta de cuidados.

    Saludos.

    ResponderEliminar