María Magdalena se duplica en sus sombras y, desde luego, como dices, escapan al discurso del barroco, al objetivo de la devoción, a las carnes de aquellos que programaron la exposición. Curiosamente entre las imágenes y sus sombras que pretendían desgarro y sobrecogimiento yo me sentí abrazado por las sombras.
Para Lug. Nada que añadir a tu medida y clarividente comprobación. Yo me sentí tal cual. Por otra parte, pienso que hay que re-conocer esa re-conquista ideológica y desnudarla. Tiene muchísimo de teatro, por no decir todo. Por ejemplo, ¿qué son, si no, los altares barrocos sino escenarios?
Las sombras nos abrazan en la visita y en nuestra búsqueda. Las sombras doctrinarias atenazaron (no abrazaron) a los fieles.
Me dedico profesionalmente ala fotografía, sigo los blogs. Me paso por el tuyo te importa darte una vuelta por
ResponderEliminarthe best of lola blogspot
Un saludo
María Magdalena se duplica en sus sombras y, desde luego, como dices, escapan al discurso del barroco, al objetivo de la devoción, a las carnes de aquellos que programaron la exposición. Curiosamente entre las imágenes y sus sombras que pretendían desgarro y sobrecogimiento yo me sentí abrazado por las sombras.
ResponderEliminarUn saludo
Para Marcela. Lo mío es una visión diletante, absoluta y eternamente aficionada. Pero que intenta prospectar. Miraré tu blog, evidentemente.
ResponderEliminarPara Lug. Nada que añadir a tu medida y clarividente comprobación. Yo me sentí tal cual. Por otra parte, pienso que hay que re-conocer esa re-conquista ideológica y desnudarla. Tiene muchísimo de teatro, por no decir todo. Por ejemplo, ¿qué son, si no, los altares barrocos sino escenarios?
ResponderEliminarLas sombras nos abrazan en la visita y en nuestra búsqueda. Las sombras doctrinarias atenazaron (no abrazaron) a los fieles.