lunes, 6 de mayo de 2013

Coloquio




Digo coloquio pero de manera análoga podría llamarse congregación, reunión conspirativa o jamboree de camaradas nostálgicos. Les une la febril y persuasiva doctrina de convertirse en ápice de la cabellera. En constituir un más allá del límite de una testa. Si les guía la obsesiva certidumbre de creer que protegen la materia gris de los sesos o que ocultan los desiertos que las calvas ofrecen en exposición sería algo a discutir. Dejan de ser masa en el instante decisivo en que la venta se adjudica y se acoplan a un parietal, a un frontal, a un occipital. Dudo que a los cráneos en su naturaleza salvaje les haga gracia que caiga sobre ellos uno de estos borsalinos. De momento, la espera. Conversación animada, polémica, competición o subasta, oí sus voces al pasar junto al escaparate. Y lejos de reclamarme, alguno de esos especímenes me sacó la lengua.